Esta crónica se tenía que haber publicado mucho antes, pero el stress del último día con viajes etc. ha impedido que estas líneas vena la luz a su hora.
Comenzamos con la crónica del disco, esta crónica la voy a realizar de primera mano, ya que a última hora (ya en chile) se pudo formalizar mi inscripción en esta prueba. No voy a hacer una crónica de lo que lanzamos cada uno en cada intento, a estas horas cualquiera puede habérselo imaginado mirando las series de los atletas. Prefiero hablar más bien de aquellas cosas que no se pueden deducir mirando los resultados, de cómo había tres lanzadores zurdos (yo incluido) de ocho, de cómo Balliengo pidió que le midieran un tiro bajo protesta (cuando llevaba dos malos intentos y un mal calentamiento) y a partir de ahí se transformó y se fue acercando a los 60 metros, de cómo el lanzador venezolano lanzaba calentando casi 53 metros… de parado!!, de cómo Pedro y Germán Lauro se acercaban a los 60 metros en el calentamiento con una facilidad y una soltura envidiable, de lo difícil que era girar en el círculo más irregular que yo haya pisado nunca, de cómo el viento cruzado a favor desde la izquierda no dejaba volar los discos, los nulos inexistentes que la jueza cobraba a Max, el lanzador local (por aquello de que no les llamasen caseros, se aseguran de perjudicar más a los de casa que los de fuera, ¿verdad Chino?). Pues eso, una serie de anécdotas que a los locos de los lanzamientos les gusta siempre conocer y nunca les aburre leer.
¿De los resultados? Pues lógicamente destacar la plata de Pedro, primera medalla internacional, aunque con sabor agridulce, agridulce porque demostró que estaba para ganar (los 59 metros de Balliengo, aún en aquellas malas condiciones, estaban a su alcance) como demuestran tanto los lanzamientos que realizó en el calentamiento como el vuelo de sus mejores lanzamientos (para nada firmes). Aún así una medalla de plata que seguro le servirá para mejorar su confianza y soltarse en futuras competiciones.
Por lo demás poco que contar, podría contar el viaje de vuelta, pero sería casi como repetir la crónica del viaje de ida. Para la historia quedará un buen campeonato para el equipo español, con infinidad de medallas incluidas 3 en lanzamientos (de 4 participantes, adivinad quien falloJ) y un gran ambiente dentro del equipo nacional “juvenil” como comento Landa, en tono jocoso, en un diario local. No me quiero despedir sin hacer una crónica de la última prueba, la más espectacular del campeonato sin duda, una prueba por equipos en la fiesta final (campeonato de “perreo”) donde Venezuela machacó a todos sus rivales (España no presentó equipo), dejando el listón muy alto (o muy bajo según se mireJ) para la próxima edición que se disputará en nuestro país.
Comenzamos con la crónica del disco, esta crónica la voy a realizar de primera mano, ya que a última hora (ya en chile) se pudo formalizar mi inscripción en esta prueba. No voy a hacer una crónica de lo que lanzamos cada uno en cada intento, a estas horas cualquiera puede habérselo imaginado mirando las series de los atletas. Prefiero hablar más bien de aquellas cosas que no se pueden deducir mirando los resultados, de cómo había tres lanzadores zurdos (yo incluido) de ocho, de cómo Balliengo pidió que le midieran un tiro bajo protesta (cuando llevaba dos malos intentos y un mal calentamiento) y a partir de ahí se transformó y se fue acercando a los 60 metros, de cómo el lanzador venezolano lanzaba calentando casi 53 metros… de parado!!, de cómo Pedro y Germán Lauro se acercaban a los 60 metros en el calentamiento con una facilidad y una soltura envidiable, de lo difícil que era girar en el círculo más irregular que yo haya pisado nunca, de cómo el viento cruzado a favor desde la izquierda no dejaba volar los discos, los nulos inexistentes que la jueza cobraba a Max, el lanzador local (por aquello de que no les llamasen caseros, se aseguran de perjudicar más a los de casa que los de fuera, ¿verdad Chino?). Pues eso, una serie de anécdotas que a los locos de los lanzamientos les gusta siempre conocer y nunca les aburre leer.
¿De los resultados? Pues lógicamente destacar la plata de Pedro, primera medalla internacional, aunque con sabor agridulce, agridulce porque demostró que estaba para ganar (los 59 metros de Balliengo, aún en aquellas malas condiciones, estaban a su alcance) como demuestran tanto los lanzamientos que realizó en el calentamiento como el vuelo de sus mejores lanzamientos (para nada firmes). Aún así una medalla de plata que seguro le servirá para mejorar su confianza y soltarse en futuras competiciones.
Por lo demás poco que contar, podría contar el viaje de vuelta, pero sería casi como repetir la crónica del viaje de ida. Para la historia quedará un buen campeonato para el equipo español, con infinidad de medallas incluidas 3 en lanzamientos (de 4 participantes, adivinad quien falloJ) y un gran ambiente dentro del equipo nacional “juvenil” como comento Landa, en tono jocoso, en un diario local. No me quiero despedir sin hacer una crónica de la última prueba, la más espectacular del campeonato sin duda, una prueba por equipos en la fiesta final (campeonato de “perreo”) donde Venezuela machacó a todos sus rivales (España no presentó equipo), dejando el listón muy alto (o muy bajo según se mireJ) para la próxima edición que se disputará en nuestro país.
1 comentario:
dale a Pedro un gran abrazo de mi parte, me alegro muchisimo!!!
y a ti como siempre un gran saludo.
que parece que soy tu unico fan del blog.. pero como tengo uno y echo tiempo en él, sé cuanto jode ver decenas de visitas y ningun comentario..
asi que cuando dispongo de tiempo deje una palabras a los amigos!!
saludos norteños.
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